Buscar este blog

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El destino argentino. El liberacionismo argentino.

Salida revolucionaria para el eterno subdesarrollo.
Xenofobia socialista.
Recuperar el derecho a tener orgullo nacional.
Recuperar (o crear) el sentido de comunidad nacional.
El verdadero argentino triunfa o muere.
La lucha por la soberanía es la lucha por el socialismo y viceversa.

Si vamos al supermercado le damos plata a los extranjeros. Si compramos un medicamento le damos plata a un extranjero. Si compramos un auto le damos plata a los extranjeros. Les damos nuestro dinero, nuestro trabajo y nuestro territorio. Y supuestamente esto es no solo tolerable, sino que deseable. Somos solo una colonia de las empresas multinacionales. No somos un pueblo fuerte y libre. Por esa razón entra cualquiera y hace cualquier cosa. Hay que ser realista: no somos un país respetado.

La democracia representativa es un fraude.
Existen 3 opciones para quienes se dieron cuenta de la naturaleza fraudulenta y decadente de nuestro sistema de gobierno:
La primera es ser espectadores
La segunda es ser cómplices
La tercera es ser revolucionarios
Si elegimos ser revolucionarios enfrentamos un dilema. El revolucionario, al ver la realidad de manera mas completa, se separa de la masa del pueblo(que ve la realidad superficialmente). Al producirse esa separacion el revolucionario se encuentra solo. La separación puede volverse cada vez mas grande, mas profunda o ambas. Hay incontables casos de personas comunes que se volvieron revolucionarios "antes de tiempo" y ante el dilema de actuar solos o no actuar sucumbieron haciendo lo primero.

En nuestro país los gobernantes fueron casi siempre pragmáticos. desde el directorio de Posadas que retaceaba ayuda a San martín, pasando por Rosas, Peron, los radicales, etc.
Los que mas "revolucionariamente" actuaron fueron los liberales, que obtuvieron su victoria militarmente y a partir de ahi implementaron cambios revolucionarios en la Argentina. Sus politicas nos pueden resultar antipaticas o totalmente repudiables en muchos casos, pero tenemos que reconocer que significaron cambios tantos cuantitativos y cualitativos en nuestro pais.

El sistema capitalista es anti-nacional en esencia poniendo el interés individual sobre el interés nacional
Hay que poner freno al flujo de capitales internacional. Regulación total.

Hay que pasar de una mentalidad de resistencia a una de ofensiva. La mentalidad de resistencia agota y es mas plausible de cooptar.

El anti-semitismo no es suficiente. La clase de los parásitos es multietnica y no solo se encuentra en el tope de la pirámide social, sino también en los estamentos mas bajos. Hay explotadores que no manejan gran cantidad de capital que sin embargo SON EXPLOTADORES.

Nuestra lucha es de clases, pero también tiene un componente étnico innegable y no se puede completar sin ir por la liberación nacional
Esta ideología es la del LIBERACIONISMO ARGENTINO. Significa la lucha por la liberación de nuestros paisanos de la explotación y por la liberación del planeta entero de los parásitos que lo están destruyendo y oprimiendo a los pueblos.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La red capitalista que controla el mundo


New Scientist

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.Las 1.318 corporaciones transnacionales que forman el núcleo de la economía. Compañías superconectadas están en rojo, compañías muy conectadas en amarillo. El tamaño del punto representa el ingreso. ((Imagen: PLoS One)
Mientras las protestas contra el poder financiero se extienden por el mundo esta semana, la ciencia parece haber confirmado los peores temores de los manifestantes. Un análisis de las relaciones entre 43.000 corporaciones transnacionales ha identificado el grupo relativamente pequeño de compañías, en su mayoría bancos, con un poder desproporcionado sobre la economía global.
Las hipótesis del estudio han atraído algunas críticas, pero analistas de sistemas complejos contactados por New Scientist dicen que es un esfuerzo singular por desenmarañar el control sobre la economía global. Si se llevara más lejos el análisis, dicen, sería posible identificar maneras de lograr que el capitalismo global sea más estable.
La idea de que unos pocos banqueros controlen un gran trozo de la economía global podrá parecer algo nuevo para el movimiento Ocupad Wall Street de Nueva York y los manifestantes en otros sitios. Pero el estudio, hecho por un trío de teóricos de sistemas complejos en el Instituto Federal de Tecnología suizo en Zúrich, es el primero que va más allá de la ideología para identificar empíricamente una semejante red de poder. Combina la matemática utilizada desde hace tiempo para modelar sistemas naturales con datos corporativos exhaustivos para catalogar la propiedad entre las corporaciones transnacionales del mundo (TNCs, por sus siglas en inglés).
“La realidad es muy compleja, debemos separarnos del dogma, sean teorías de la conspiración o libre mercado”, dice James Glattfelder. “Nuestro análisis se basa en la realidad”.
Estudios anteriores han establecido que unas pocas TNCs poseen grandes segmentos de la economía global, pero incluían solo una cantidad limitada de compañías y omitían propiedades indirectas, por lo cual no podían decir de qué manera esto afecta a la economía global, si la hace más o menos estable, por ejemplo.
El equipo de Zúrich puede hacerlo. De Orbis, 2007, una base de datos que enumera 37 millones de compañías e inversionistas de todo el mundo, extrajo todas las 43.060 TNCs y las propiedades de acciones que las vinculan. Luego construyó un modelo de qué compañías controlaban a otras mediante redes de propiedad de acciones, combinado con los ingresos operativos de cada compañía, para representar la estructura del poder económico.
El trabajo, que será publicado en PLoS One, reveló un núcleo de 1.318 compañías con propiedades entrelazadas (vea imagen). Cada una de las 1.318 tenía vínculos con dos o más compañías diferentes, y en promedio estaban conectadas con 20. Lo que es más, aunque representaban un 20% de los ingresos operativos globales, las 1.318 parecían ser dueñas colectivamente a través de sus acciones de la mayoría de las grandes firmas más rentables y manufactureras del mundo –la economía “real”– que representa otro 60% de los ingresos globales.
Cuando el equipo desenmarañó aun más la red de propiedad, descubrió que gran parte provenía de una “súper-entidad” de 147 compañías aún más estrechamente entrelazadas –toda su propiedad en manos de otros miembros de la super-entidad- que controlan un 40% de la riqueza total de la red. “En efecto, menos de 1% de las compañías era capaz de controlar un 40% de toda la red”, dice Glattfelder. En su mayoría eran instituciones financieras. Las 20 superiores incluyen a Barclays Bank, JPMorgan Chase & Co, y The Goldman Sachs Group.
John Driffill de la Universidad de Londres, experto en macroeconomía, dice que el valor del análisis no consiste solo en ver si un pequeño grupo de personas controla la economía global, sino más bien su perspectiva sobre la estabilidad económica.
La concentración del poder no es buena o mala en sí, dice el equipo de Zúrich, pero las estrechas interconexiones del núcleo podrían serlo. Como el mundo vio en 2008, tales redes son inestables. “Si una [compañía] sufre problemas”, dice Glattfelder, “eso se propaga”.
“Es desconcertante ver hasta qué punto las cosas están conectadas”, aprueba George Sugihara de la Scripps Institution of Oceanography en La Jolla, California, experto en sistemas complejos que ha asesorado al Deutsche Bank.
Yaneer Bar-Yam, jefe del New England Complex Systems Institute (NECSI), advierte de que el análisis asume que la propiedad equivale a control, lo que no es siempre cierto. Muchas de las acciones de las compañías están en manos de administradores de fondos que pueden o no controlar lo que hacen en realidad las compañías que poseen parcialmente. El impacto de esto en la conducta del sistema, dice, requiere más análisis.
Crucialmente, al identificar la arquitectura del poder económico global, los analistas podrían ayudar a hacerlo más estable. Al descubrir los aspectos vulnerables del sistema, los economistas pueden sugerir medidas para evitar que futuros colapsos se propaguen por toda la economía. Glattfelder dice que podríamos necesitar reglas anti-trust globales, que ahora existen solo a nivel nacional, para limitar la sobre-conexión entre TNCs. Sugihara dice que el análisis sugiere una posible solución: las firmas podrían ser gravadas por excesivas interconectividad para disminuir ese riesgo.
Una cosa no es compatible con algunas de las afirmaciones de los manifestantes: es poco probable que la super-entidad sea el resultado intencional de una conspiración para gobernar el mundo. “Semejantes estructuras son de naturaleza común”, dice Sugihara.
Los recién llegados a cualquier red se conectan preferencialmente a miembros altamente conectados. Las TNCs compran acciones las unas de las otras por motivos empresariales, no por dominar el mundo. Si la capacidad de ser conectado aglomera, lo mismo sucede con la riqueza, dice Dan Braha de NECSI: en modelos similares, el dinero fluye hacia los miembros con mayores conexiones. El estudio de Zúrich, dice Sugihara, “constituye una fuerte evidencia de que las reglas simples que rigen a las TNCs conducen espontáneamente a grupos altamente conectados”. O como dice Braha: “la afirmación de Ocupad Wall Street de que 1% de la gente tiene la mayor parte de la riqueza refleja una fase lógica de la auto-organización de la economía”.
Por lo tanto, es posible que la super-entidad no sea el resultado de una conspiración. La verdadera pregunta, dice el equipo de Zúrich, es si puede ejercer un poder político concertado. Driffil piensa que 147 son demasiados para sustentar una colusión. Braha sospecha que competirán en el mercado pero actuarán juntas por intereses comunes. La resistencia a cambios a la estructura de la red puede ser un semejante interés común.
Las máximas 50 de las 147 compañías súper-conectadas:
1. Barclays plc
2. Capital Group Companies Inc
3. FMR Corporation
4. AXA
5. State Street Corporation
6. JP Morgan Chase & Co
7. Legal & General Group plc
8. Vanguard Group Inc
9. UBS AG
10. Merrill Lynch & Co Inc
11. Wellington Management Co LLP
12. Deutsche Bank AG
13. Franklin Resources Inc
14. Credit Suisse Group
15. Walton Enterprises LLC
16. Bank of New York Mellon Corp
17. Natixis
18. Goldman Sachs Group Inc
19. T Rowe Price Group Inc
20. Legg Mason Inc
21. Morgan Stanley
22. Mitsubishi UFJ Financial Group Inc
23. Northern Trust Corporation
24. Société Générale
25. Bank of America Corporation
26. Lloyds TSB Group plc
27. Invesco plc
28. Allianz SE 29. TIAA
30. Old Mutual Public Limited Company
31. Aviva plc
32. Schroders plc
33. Dodge & Cox
34. Lehman Brothers Holdings Inc*
35. Sun Life Financial Inc
36. Standard Life plc
37. CNCE
38. Nomura Holdings Inc
39. The Depository Trust Company
40. Massachusetts Mutual Life Insurance
41. ING Groep NV
42. Brandes Investment Partners LP
43. Unicredito Italiano SPA
44. Deposit Insurance Corporation of Japan
45. Vereniging Aegon
46. BNP Paribas
47. Affiliated Managers Group Inc
48. Resona Holdings Inc
49. Capital Group International Inc
50. China Petrochemical Group Company
* Lehman todavía existía en la base de datos de 2007 utilizada.

Diego Pares

martes, 6 de diciembre de 2011

Del kirchnerismo al chavismo, y viceversa

 Por Modesto Emilio Guerrero (*). Especial para AIM. Entre la presidenta Cristina Fernández y su amigo y homólogo Hugo Chávez existían tantas distancias ideológicas como acercamientos geopolíticos, sin que ambos planos de la relación tengan carácter absoluto.
Hugo Chávez y Cristina Fernández, en un impasse en la cumbre diplomática y geopolítica. Foto: Clarin
Chávez hará gala de su discursiva socialista adoptada a comienzos de 2005 y Cristina podrá mirar por segunda vez, desde su olimpo propio, peronista, la pletórica simbología de izquierda que decora las instituciones del Estado venezolano. A pesar de que este Estado, 12 años después, no sea muy distinto del argentino, excepto por el acumulado histórico de recursos y capacidades reproductivas del capital.
Venezuela fue y sigue siendo hasta el sol de hoy, un Estado nación sobre un chorro de petróleo. Esta diferencia con la formación económica argentina desde finales del siglo XIX, no es superada por la muy reciente producción venezolana de celulares, laptos y algunos rubros alimenticios.
La historia no perdona los retrasos. Al atrofio histórico de la burguesía venezolana se ha sumado el actual, con nuevo estilo, pero esencialmente igual en su lógica de funcionamiento. La nueva burocracia retrasa tanto como la clase desplazada, el desarrollo de una una economía no capitalista.
Aunque la agenda dominante de esta cumbre es diplomática y geopolítica, entre ambos mandatarios regirá otra, determinada por necesidades económicas mutuas. El intercambio de alimentos por combustibles, por ejemplo, responde a sendas urgencias en ambos espacios nacionales, así como la participación de capitalistas argentinos –y algunos que no lo son– en el plan venezolano de construir dos millones de viviendas en un lustro.
Esta visita de Cristina a Venezuela se cimenta en ocho años de relaciones particulares que modificaron el vínculo histórico entre ambos países.
Buenos Aires pasó a ser el segundo destino geopolítico más visitado por Chávez. El comercio se multiplicó en términos exponenciales al pasar de 149 millones en 2002 a casi 1.700 millones en julio de 2011, más de diez veces en menos de diez años. Más de 120 Acuerdos, Protocolos, Convenios y Tratados rubrican esta avanzada comercial, algo solo sobrepasado por Brasil, Cuba e Irán.
Venezuela, a su vez, pasó a ser prestataria financiera y proveedora privilegiada de combustibles de Argentina. En esta marea de negocios no ha faltado la grosera cuota de provechos y canongías que enriquecieron en brevísimo tiempo a empresarios, funcionarios y parásitos comerciales, de lado y lado.
Los planos de la economía y la política tienden a aproximarse y borrar algunas fronteras ideológicas que hasta 2007 mediaban entre Caracas y Buenos Aires. El chavismo y el kirchnerismo se fueron aproximando de tal modo que en muchas áreas se han ido mimetizando.
En ese movimiento simbiótico emergente, el chavismo gubernamental es el que más se desplaza desde la izquierda al centro, como lo demuestra la actual política exterior e interior de Venezuela. Un buen indicador de ello es la declaración del presidente venezolano prometiéndole al Presidente de Colombia que reprimirá por igual a luchadores que a narcotraficantes y paracos de la hermana república.
Esta promesa diplomática desprecia dos “pequeños” hechos: Ese es el presidente de las 7 bases militares de EEUU, cuyo objetivo, después de las Farc y el ELN, serán la Orinoquia y la Amazonía, o sea Venezuela. El otro dato es igualmente estremecedor: 345 alcaldías y municipios de Colombia están en manos de los narco-paramilitares.
Correspondiente con eso, el gobierno bolivariano está más concentrado en Unasur que en el Alba, en el comercio y las inversiones que en el proyecto revolucionario bolivariano, en preservar equilibrios con regímenes oprobiosos como los de Santos y Lobo, que en promover el anti imperialismo.
Como era inevitable, las relaciones de Estado terminaron imponiéndose al proyecto de socialismo del siglo XXI auspiciado desde enero de 2005 por Hugo Chávez.
Más abajo de la marquesina americanista que dominará la fundación de la Celac, una realidad profunda marcha inexorable en su sus entrañas. Se expresa como una nueva situación tensional entre fuerzas sociales que reclaman o defiendes sus derechos, como en el Tipni, los liceos ecuatorianos, las minas peruanas, las calles santiaguinas, las universidades colombianas y las fábricas y barrios venezolanos, y proyectos geopolíticos que siguen siendo opuestos, a pesar de la convergencia actual. La multipolaridad no es una estrategia de Santos o Piñera, y si lo fuera no sería al servicio de mismo objetivo que para Evo Morales o Chávez.
La Celac los contiene a todos como si fueran similares, como si las bases yanquis en Colombia tuvieran el mismo rango que el Inti argentino en los campos de Barinas, o el MST de Brasil y su ejemplo. Eso es suficiente para relativizar hasta lo difuso el valor de un organismo hemisférico que nace con el mérito de no tener imperios adentro.
Allí radica la contradicción de la Celac, como lo es para Unasur. Más aún porque han decidido que funcione por consenso, el mismo mecanismo que le sirvió a Uribe en Bariloche para legitimar la instalación de bases militares de EEUU.
La nueva dinámica de la diplomacia latinoamericana estará determinada por esta contradicción latente y viviente. Eso no le depara muchos augurios a la Celac, sobre todo si ocurriera lo que indica el Canciller argentino, Héctor Timerman: la Celac no será para reemplazar a la OEA (Tiempo, 1º de diciembre 2011). Esta será la tendencia. Se acentuará si gobiernos como el de Venezuela continúan girando al centro político del continente y aplicando programas neodesarrollistas y extractivos.
El curso de este nuevo contexto condicionará las relaciones de sus miembros, especialmente la del chavismo y el kirchnerismo, los dos regímenes que más se aproximaron entre las costa Caribe y el Río de la Plata.
Modesto Emilio  Guerrero (*) es analista internacional. Periodista y escritor venezolano.