Buscar este blog

lunes, 10 de septiembre de 2012

Una bolsa de gatos llamada Argentina.

La Argentina actual es en el mejor de los casos un estado. No un estado-nación. El estado argentino es el resultado de llevar los ideales de la modernidad a su conclusión lógica. Un estado sin pueblo, sino mas bien un conjunto de individuos, sin un origen común, sin un sentido de pertenencia, sujetos económicos y políticos si, pero no paisanos. Por eso es que este país es manejable, explotable. No faltan los que lloriquean y se preguntan el porque del crónico subdesarrollo de Argentina. Este es un no-país, una expresión geográfica, una bolsa de gatos. Para el desarrollo es necesario la columna vertebral de la identidad compartida, de la idea del destino común nacida de una raíz común. No es lo monolítico, pero si lo hegemonico lo que le da a los pueblos la unión necesaria para poder "tirar para el mismo lado". Eso a la Argentina le falta.
No es en vano que la gente busque soluciones individuales a los mismos problemas que se repiten ciclicamente y fracasen una y otra vez. Es por eso que Argentina tiene "grandes figuras", personalidades, pero no epopeyas, no desde el enfrentamiento contra la escuadra anglo-francesa. Es por eso también que a pesar de los recursos naturales, de una población bastante capacitada y de muchas otras características que pareciera que facilitan mucho el desarrollo, este país es incapaz de lograrlo.
Los diagnósticos políticos desde el liberalismo, el marxismo, etc. fracasan en entender el problema argentino en su complejidad. La lucha de clases explica bastante, pero no alcanza. La lucha por la liberación nacional explica bastante también, pero no alcanza tampoco. Es la lucha nacionalista y socialista que se entrelaza y se hace una la que podría liberar las potencialidades y dar paso a otra etapa que sea mas justa y digna.