La lucha por un nuevo sistema en la Argentina es, por las circunstancias sistemicas y civilizatorias actuales, una lucha total. Se debe engendrar un nuevo sistema económico, político Una nueva sociedad y una nueva civilización. De restringir el cambio a un solo aspecto, el resto de las variables haría imposible mantenerlo.
De la modernidad capitalista solo se puede escapar efectivamente hacia adelante. No se puede cambiar el sistema económico sino se emprende una lucha por una nueva moralidad y por nuevas costumbres. Ya Lenin decía que la lucha mas grande no era contra los grandes capitalistas, sino contra los pequeños capitalistas que pululan por todos lados, que quieren ocupar el lugar vacante de los grandes. Y esto lo dijo alguien que si vio la destrucción de la clase capitalista.
Nosotros, los revolucionarios nacionalistas, creemos que el espíritu que puede contrarrestar efectivamente al (espíritu) capitalista es el nuestro, el del amor a la patria, a la sangre, a la cadena infinita de existencia de una nación. Pero si dejamos fuera del análisis a los factores económicos y políticos podemos caer en la estupidez política. Buen ejemplo de ese error es el fascismo y el nacionalsocialismo. Ambas doctrinas eran sinceramente nacionalistas. Pero en el campo frió de la realidad no cambiaron la estructura que oprimía a sus naciones, solo las reformaron. Ese error lo pagaron millones de victimas de la maquina de guerra aliada. No lograron comprender que con los capitalistas no hay posible alianza ni compromiso posible. Es ellos o nosotros, sin puntos medios. Otros quienes cometen aun hoy en día ese error son los peronistas.
Debemos plantearnos que es posible que para mantener un cambio revolucionario sea necesario ayudar a la génesis de un nuevo pueblo en base a nuestras raíces ancestrales sumadas a los aportes modernos. Pero esa amalgama solo es posible si se deja fuera de la ecuación las identidades foráneas, atadas a otras patrias en otros lugares. Una nacionalidad es en su nacimiento muy inestable y es necesario para su desarrollo un tiempo de aislamiento que posibilite la adaptación de unos y otros, que permita la creación original de una nueva cultura e idiosincrasia.
Por eso es necesario no solo definirse como nacionalistas, sino mas bien como argentinistas. Ya que no podemos darnos el lujo de unir nuestra lucha a las de otras naciones en esta etapa sino resolvemos primero el problema de nuestra identidad.